Seis consejos de mamá sobre finanzas personales que debes recordar toda la vida Redacción Banco Pichincha 03 de Julio 2023 Educación Financiera Tiempo de lectura: 5 min ¿Sabías que las madres son muy sabias al momento de administrar las finanzas familiares? ¡Así es! Mamá sabe qué comprar, en dónde y por qué, y no es por mera coincidencia, incluso un estudio realizado por Nielsen, empresa especializada en medición de audiencias y comportamientos, concluyó que en un 89% de los hogares, ellas son las que mandan al momento de llenar el carrito de compra. Es por eso que los consejos que recibimos de mamá durante toda nuestra vida también incluyen frases llenas de sabiduría financiera. ¡Volvamos a recordar esas lecciones útiles que nos han ayudado a manejar nuestro dinero de manera efectiva! "¿Acaso tengo cara de banco?" De seguro te suena esta frase de cuando, adolescentes, íbamos constantemente a pedir dinero para esas salidas con amigos o pareja de la época y necesitábamos efectivo para solventar los gastos que se pudieran presentar. ¿Cuál es la enseñanza? En realidad, mamá sabía cuánto cuesta realmente esa “salida tranqui” o la cita al cine; por eso, no era raro que nos asignara algunas cuantas tareas del hogar, como lavar los platos una semana o barrer toda la casa, para que nos ganáramos ese dinero. De esta forma, aprendíamos a valorarlo y a ser más conscientes de cómo lo gastábamos. "En la casa hay comida" Hora de recordar esas épocas de infante cuando salíamos con mamá a hacer las diligencias y se nos antojaba todo lo que se nos cruzaba por la calle. Que el chupete, el dulce o unas papas fritas... cuando se nos ocurría pedir lo que fuera, la respuesta siempre era clara y concisa: “en la casa hay comida”. ¿Qué lección nos dejaba? Además de asegurarnos una alimentación adecuada, mamá buscaba que no gastáramos nuestro dinero de manera innecesaria en comida chatarra...básicamente, meros gastos hormiga. Si hacemos las cuentas, sale mucho más barato preparar un buen plato de comida casera que pedirlo en cualquier restaurante. Por supuesto que un gustito o un antojo de vez en cuando no está mal. Pero mamá nos enseñó a no abusar del delivery y a valorar el ahorro que se puede lograr cocinando en casa. “Si encuentro algo en el piso, lo boto” Imaginemos esta escena: estamos en plena adolescencia, ocupados en el computador o el celular cuando, de repente, mamá entra al cuarto con escoba en mano y mira el desorden que nos rodea. Ante el temor de perder algo valioso durante la limpieza semanal, nos poníamos a arreglar la habitación de manera veloz y hacendosa, porque todo lo que estuviera todavía en el piso, iría directo al tacho de basura. ¿Qué aprendimos? Mamá invirtió su presupuesto en obsequiarnos algo que nos guste o nos sirva, y el objetivo de esa inversión es que dure mucho tiempo. Ella buscaba enseñarnos la importancia de valorar lo que tenemos, cuidar nuestras pertenencias adecuadamente y así evitar gastar dinero en reemplazos innecesarios. “¿Te gusta mucho? Pues ahorra y cómpratelo” Mencionarle casualmente a mamá que un conocido nuestro ya tenía el último modelo de celular o la nueva consola de juegos era la excusa perfecta para escuchar este valioso consejo financiero. Acto seguido, empezar la retahíla de posibles opciones para lograr ese ahorro, como dejar de salir tanto con los amigos, hacer un plan de ahorro con la pareja, reducir gastos en las vacaciones, etc. ¿Cuál es la enseñanza? No por nada se dice que las madres son mujeres muy sabias. Mamá conoce exactamente en dónde está el orificio en nuestro bolsillo por el que se escapa nuestro dinero. Fomentar el ahorro con un objetivo claro y disciplina es la mejor forma de motivarse, ¡y no es tan difícil como parece! “En esta casa no se desperdicia nada” Recuerdas esta escena: el plato de la sopa que menos nos gustaba y, justo al lado, mamá vigilando para que nos lo comamos hasta la última cucharada sin pestañear, sin muecas, porque ella no cocina para botar la comida a la basura; mientras tanto, con frente sudorosa, nos comíamos hasta la última hierbita para que mamá no se moleste y entregábamos el plato vacío de manera triunfante... una hora después de que todos terminaron de comer. ¿Qué lección aprendiste? La comida es costosa, mamá lo sabe mejor que nadie. Cuesta comprarla, cuesta hacerla y por eso no se debe desperdiciar nada. Mamá conoce ciertos trucos para ahorrar en las compras del supermercado, y sabe que todo lo que se compra para preparar en casa se debe consumir en su totalidad, de ser posible. ¿Sobró carne del almuerzo? No la botes. Guárdala y haz empanadas. Esto, además de ahorrarnos un dinero en nuestro bolsillo al no comprar cosas que no se van a consumir, evita que se generen desperdicios de alimentos que podrían haber sido aprovechados por otras personas. “El dinero no crece en los árboles” Si tú eras uno de aquellos que, previo a fechas especiales como las Navidades, hacía largas listas de los regalos que querías recibir y acto seguido, mamá te llevaba a la juguetería y te decía que escojas solo un juguete, el que más te guste, para llevártelo a casa, te sonará muy familiar esta frase. ¿Qué nos quería enseñar? Mamá sabe que cada dólar que recibe mes a mes en su sueldo ha sido ganado con esfuerzo y tiene un objetivo dentro de la economía familiar. Ya sea para ahorro, pago de deudas o compras del hogar, pero también tiene un límite. No es posible solo abrir la billetera y disponer de la tarjeta de crédito a libre albedrío. Es importante planificar cada gasto ordenadamente y armar un presupuesto mensual que incluya esos pequeños mimos familiares que pueden aparecer de vez en cuando. Como puedes ver, mamá, con toda su sabiduría, nos ha dado lecciones para tomar las mejores decisiones en beneficio de nuestra estabilidad financiera. Aunque en el momento parecían regaños, debemos recordar que ella siempre busca asegurarse de que sus hijos tengan el mejor futuro posible. ¡Qué sabia es mamá! Ahorro Ahorro flexible Bienestar